martes, 17 de febrero de 2009

De la culpa

Imaginemos la culpa como un trago amargo que se toma.
Tan amargo que es imposible tomarlo solo.
La culpa para aceptarse, se diluye
¿Por qué es así? Porque la culpa es angustia disecada.
Es porque es un estado del alma que no soporta esa angustia
generada por un error. O por un accidente. O por una imprudencia.
Como la culpa se diluye para tomarse, también se diluyen sus efectos.
Si se tomara la culpa completamente sería fatal. Locura...
sería invivible
Las culpas se tienen que diluir, no es gusto o capricho: es supervivencia.
¿Quién podría sobrevivir con ella sola?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Escribe tu grito!